Elaborado por: Jaime Alfonso Dousdebés Costa Abogado – GPA

jdousdebes@gpa-lawyers.com

El impacto global que producirá la actual pandemia es difícil de calcular en todas sus aristas y solo con el paso del tiempo lograremos descifrar el resultado final sobre la economía global y nacional.

A pesar del panorama gris en el horizonte, la situación actual nos ha servido para aprender mucho sobre nuestros negocios y emprendimientos: gastos innecesarios, recursos indispensables, modelos de negocio sostenibles y simplificación de procedimientos.

La situación crítica del mercado nacional ha obligado a muchos negocios a reinventarse y a buscar nuevos modelos financieros, legales y estructurales para minimizar los costos de operación y brindar sus servicios de acuerdo con la nueva realidad social y económica.

Los emprendedores y autónomos se han visto obligados a planificar una estrategia futura para emprender en una nueva línea de negocio o incluso para mantener una empresa en la era POST-COVID, para lo cual será necesario implementar una nueva visión de negocio con las lecciones que nos deja la emergencia sanitaria.

El eje transversal de esta estrategia de emprendimiento y gestión POST- COVID debe ser la innovación, pues si no se implementan prácticas de negocio que se alineen a la nueva realidad social y empresarial, será imposible que el negocio trascienda en el futuro.

La innovación implica un cambio en el paradigma de los modelos de negocio, las herramientas que brinda la tecnología serán el centro de las

relaciones comerciales y los modelos sostenibles que ya estaban entre los objetivos de varias empresas, se pondrán en marcha inmediatamente.

Para ofrecer un producto o servicio innovador primero debemos innovar internamente, tanto en la estructura de nuestro negocio, como en los mecanismos y procedimientos que manejamos dentro del mismo.

El primer paso debe ser la simplificación de los procedimientos internos, para lo cual debemos optimizar los recursos con los que contamos actualmente. Los procedimientos para la toma de decisiones, división de trabajo y contratación de proveedores de bienes o servicios, debe simplificarse al máximo.

A través del uso de las diferentes plataformas de comunicación, podemos reducir tiempo y costos en diferentes procedimientos del negocio, desde reuniones internas o externas, hasta la asignación de tareas de manera remota y el trabajo en equipo de nuestros colaboradores.

El teletrabajo es una realidad aplicable en varias áreas de un negocio y se traduce en ahorros significativos en rubros como transporte, infraestructura, servicios básicos, alimentación y limpieza.

La simplificación de procedimientos internos es un requisito obligatorio para que podamos formar un negocio escalable, concepto fundamental dentro de la nueva realidad del mercado, pues la escalabilidad del negocio implica que los beneficios se multipliquen sin que sea necesario reinvertir al mismo nivel al que estos beneficios crecen, logrando un margen de utilidad cada vez mayor.

La realidad actual ha puesto de manifiesto más que nunca, que un negocio escalable debe ser también un negocio sostenible, pues no basta conseguir mayores beneficios si no se genera un desarrollo responsable, que sirva para generar una ética empresarial en el negocio e incluso para posicionarse dentro del mercado.

El desarrollo sostenible implica que cada componente dentro del negocio este orientado hacia una práctica responsable en materia económica, social y ambiental, que mejore la calidad de vida, no solo de la generación presente, sino de las futuras.

Este paradigma no solamente genera beneficios externos, pues internamente, servirá para plantear una estrategia proyectable hacia el futuro, creando un modelo de negocio sólido, estable y duradero; que además de generar utilidad, fomentará la calidad de vida de sus colaboradores y clientes, las buenas prácticas ambientales y el beneficio económico del entorno en el que el negocio se desarrolla.

Finalmente, dentro de esta innovación transversal del negocio, se debe seleccionar e implementar la estructura legal y financiera que mejor se adapte a la nueva realidad, para lo cual existen actualmente una serie de soluciones corporativas, laborales y financieras que debemos tomar en cuenta para institucionalizar el negocio y hacerlo rentable a largo plazo.

Es fundamental no subestimar la importancia inicial de una estructura legal y financiera adecuada, de lo contrario, el negocio se fundará de manera desorganizada e insegura, lo cual reducirá su estabilidad y generará inconvenientes futuros que pueden producir un retroceso o ralentización en su proceso de crecimiento.

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